Sí, en realidad creo que eso
únicamente no me molesta a mí sino a todos; típico, ves a un amigo por la calle
y lo primero que le dices es: Hola, ¿Qué hubo? Cuando vamos a tomar unas
cervezas. –Y el muy infeliz te dirá: Ya pues, ¿qué tal este fin de semana? –Te irás
sonriente creyendo que el fin de semana podrás tomarte tus cervezas, sin
embargo llegará ese día y lo llamarás, a lo que el dirá: Este… no puedo, hoy
quedé con salir con mi mamá y no me había acordado. Bueno, una excusa válida, hasta
que por terceros te enteras de que el muy perezoso solo pasó echado como lobo
marino en su cama sin nada que hacer (no son referencias al autor de este blog,
por si acaso).
El caso es que desde que existen
las excusas se acabaron los tontos; pero más grave que las excusas son las
frases que te dejan en el limbo, cosas como: ¿Me darás los dibujos hoy? –Si, te
los paso dentro de dos horas. [Dos horas después]. Te los paso dentro de un
rato. [Al siguiente día]. ¿Tienes los dibujos? Sí, espera te los paso ya mismo.
[En la noche]. Este hijo de su madre se desconectó. [Poner cara de enojo aquí].
Es decir, cuesta tanto decir: ¿NO
PUEDO, NO QUIERO o NO ME DA LA GANA? En realidad es tan difícil articular esas
palabras. Es más fácil que te digan eso y saber que no cuentas con alguien a
hacerte ilusiones de que tendrás algo cuando no es así. Y ahí es cuando le
preguntas el porqué no dijo nada y lloverán excusas. Que mi papá está enfermo,
que ando detrás de una chica que no me para bola, que la abuelita de Tarzán en
tanga; en fin, muchísimas cosas solo para “quedar bien” cuando lo único que
provocan es quedar en un total ridículo.
En fin, gente, ¿para qué meten
excusas? Digan simplemente “no puedo”, “no quiero”, “no debo” y ahorren a la
persona a la que quieren justificarse un dolor de cabeza. En fin, eso me
cabrea, pero el mundo sigue dando vueltas y la gente seguirá metiendo excusas
tontas.